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Dice la leyenda que en 1380 el prior del monasterio Cartujo de San Giacomo fue sorprendido con la noticia de la llegada a Capri de la reina Juana de Anjou y por eso hizo un arreglo con las flores más hermosas de la isla. El agua de esas flores se convirtió en el primer perfume de Capri.  

La tradición se continua ahora y la producción limitada permite seguir usando los mismos métodos de los monjes cartujos.  Todas las fragancias están hechas con productos genuinos de alta calidad e incluso el producto final es envuelto a mano.  Una colección de fragancias atemporal y eternamente elegante.

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